martes, 3 de junio de 2008

APROBADAS LAS APARICIONES EN LAUS

El 18 de septiembre de 1665, cuando Benita tiene dieciocho años, las apariciones y la peregrinación son reconocidas oficialmente por parte de la autoridad diocesana y, a partir del otoño de ese año, empieza la construcción de la iglesia que la Virgen le había pedido como lugar en el que se convertirían muchos pecadores. También le pide se edifique una casa para acoger a sacerdotes. Nuestra Señora se revela en Laus como Reconciliadora y Refugio de los pecadores, y por eso aporta señales para convencer a éstos de la necesidad de convertirse.

La Virgen anuncia entonces a Benita que el aceite de la lámpara de la capilla (que arde ante el Santo Sacramento) obrará curaciones en los enfermos que se lo apliquen, si recurren con Fe a su intercesión. Y son muchas las curaciones que se producen en poco tiempo: una niña recupera la vista de un ojo y una persona es curada de una úlcera en una mano.


Benita se tomó en serio la misión recibida de la Virgen y se dedica a preparar a los pecadores para que reciban el sacramento de la Penitencia. Por eso anima con frecuencia a los dos sacerdotes adscritos al santuario a recibir a los peregrinos con dulzura, paciencia y caridad, empleando una bondad especial para con los más pecadores a fin de incitarlos al arrepentimiento.


La Virgen le pide a Benita que amoneste a las mujeres y a las muchachas de vida escandalosa, especialmente las que cometen aborto, a los ricos injustos o perversos, a los sacerdotes y religiosos infieles a sus compromisos sagrados. Benita es aconsejada sin cesar por Nuestra Señora: «¡Ánimo, hija mía! Ten paciencia... cumple de buena gana tu tarea... no sientas ningún rencor hacia los enemigos de Laus». También su Ángel de la Guarda la instruye: «Cuando estamos alegres, todo lo que hacemos resulta agradable a Dios, pero cuando nos enfadamos, nada de lo que hacemos le complace».


Entre 1669 y 1679, Benita es bendecida con cinco apariciones de Cristo, que se le revela en un estado de sufrimiento. Un viernes de julio de 1673, Jesús ensangrentado, le dice: "Hija mía, me muestro en este estado para que participes de los dolores de mi Pasión". Benita tuvo también sus etapas de prueba: Tentaciones contra la confianza en Dios, …El Demonio la ataca incluso físicamente, pero ella, refugiándose en la oración, consigue resistir. El espíritu infernal revela en una ocasión el motivo de sus ataques, exclamando: «Ella es la causa de que pierda tantas almas».


Después de más de dos décadas de sufrimientos y constantes apariciones de la Virgen, Benita, con 71 años y falta de salud, tras guardar cama durante un mes, recibe la Comunión el día de Navidad de 1718 y tres días más tarde se confiesa y recibe la Unción. Hacia las ocho de la noche, Benita se despide de los que la rodean y, luego, tras besar un crucifijo y con la vista mirando al Cielo, fallece en paz.


El Santuario está hoy a cargo del clero diocesano, con la asistencia de una comunidad de Hermanos de San Juan y tiene como su eje pastoral el ofrecer el Sacramento de la Reconciliación.

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