Por fin desde hace no años sino décadas, unas declaraciones sobre el Ecumenismo suenan como el murmullo de agua fresca en zona árida. Nos referimos a las palabras de Benedicto XVI en su reciente viaje a Estados Unidos. Allí visitó una sinagoga en Nueva York y se reunió, en Washington, con cerca de 200 representantes de otras religiones, el Islam en entre ellas.
Nuestro querido Papa no llamó a Mahoma por su nombre, como hizo en Ratisbona (Alemania. 13-9-06) pero se expresó con total firmeza y claridad. Podríamos decir que dio Catequesis a los representantes de muchas religiones. Seguro que en el día del Aviso se acordarán de sus palabras.
Efectivamente, Benedicto XVI dijo que el diálogo interreligioso "tiende a algo más que a lograr el progreso de la paz". El objetivo principal del diálogo es el de "descubrir la Verdad" y mantener despiertas en el corazón de todos los hombres las preguntas más profundas y esenciales. "Ante estos interrogantes más profundos sobre el origen y el destino del Género Humano, los cristianos proponen a Jesús de Nazaret. Él es, así lo creemos, el Logos Eterno, que se hizo carne para reconciliar al hombre con Dios y revelar la razón que está en el fondo de todas las cosas. Es a Él a quien llevamos al forum del diálogo interreligioso. El deseo ardiente de seguir sus huellas impulsa a los cristianos a abrir sus mentes y sus corazones al diálogo".
El Papa agregó: "Queridos amigos, en nuestro intento de descubrir los puntos de comunión, hemos evitado quizás la responsabilidad de discutir nuestras diferencias con calma y claridad. [...] El objetivo más importante del diálogo interreligioso requiere una exposición clara de nuestras respectivas doctrinas religiosas". Bueno, pues a ver si toman nota muchos responsables del Ecumenismo en la Iglesia, que ya desde el último Concilio han estado marginando a la Madre de Dios en el concierto ecuménico, como si Ella –la Esposa del Espíritu Santo fuese un estorbo para la Unión.
Pero no sólo han marginado a la Stma. Virgen sino que -consciente o inconscientemente- han intentado “descafeinar” nuestra Fe, diluir su esencia para agradar a los otros; de esta forma se ha potenciado la apostasía dentro de parcelas de la Iglesia y el engreimiento de las sectas.
¡Ven, Ven, Ven. Espíritu Santo!
¡Ven, Ven, Ven. Espíritu Santo!
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